Cuando Donald Trump ordenó la construcción en su frontera con México del muro, no imaginaba en que se podía llegar a convertir. A ambos lados de la frontera se reúnen niños con sus padres para jugar, en este caso a los columpios.Un profesor de Arquitectura de California (EE UU) ha diseñado estos balancines que se han incrustado en algunos tramos de la frontera con México.
Según el diario "El País" el presidente estadounidense recurrió a la declaración de emergencia nacional en la frontera, una situación excepcional que le permite disponer de fondos presupuestados para otros fines y así esquivar el acuerdo con el Congreso, que no le concede recursos públicos para la valla. Trump puede disponer de 2.500 millones previamente asignados a un programa de narcóticos del Departamento de Defensa.
La frontera entre Estados Unidos y México tiene más de 3.000 kilómetros que van desde el Pacífico Se calcula que cada día la cruzan legalmente para trabajar, estudiar o de visita un millón de personas en las dos direcciones. Está visto que el presidente de los EEUU tiene un muro en su cabeza que no le deja ver mas allá. Menos mal que siempre hay quien piensa diferente y aprovecha para derribar aunque sea de forma ideológica el muro.
Pero la historia se repite, y ese muro ya se está derrumbando sin estar acabado, vaya mi mazazo en la distancia para derribar el muro de Trump.
Cuando hay hambre, no hay muro que se resista, los que son resistentes de verdad, son los muros mentales, son los peligrosos.
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Estamos de acuerdo
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