Una mujer enorme y con vestido de tirantes entra en un bar. Levanta un brazo, lo que le permite enseñar un tremendo sobaco peludo. Mira a todos los hombres que había allí sentados y les dice:
– ¿Es que nadie me va a invitar a un trago?Todo el mundo se queda callado y hace por ignorarla, excepto un borracho que estaba al final de la barra que, dando un manotazo en la barra, proclama
– Yo le pago un trago a la bailarina
La tipa se pide un whisky doble y se lo hinca de un trago. Tras de lo cual se vuelve a dirigir a los clientes del bar y, levantando de nuevo el brazo y enseñando el sobaco peludo, vuelve a decir:
– ¿Es que no hay nadie lo suficientemente hombre aquí que me invite a un trago?
A lo que el mismo borracho al final de la barra le responde, dando otro golpe en la barra, diciendo
– ¡Camarero! ¡Le pago otro trago a la bailarina!
El camarero, un tanto molesto, se acerca al borracho y le dice:
– Amigo, no es asunto mío si quiere invitar a esa tipa, ¿pero por qué insiste en llamarla bailarina?
Y el borracho le responde:
– Una mujer que es capaz de levantar la pierna tan alta no tiene más remedio que ser una bailarina
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