Ayer, una amiga de los 100ypico, me sorprendió gratamente. Me contaba que acaba de encontrase un billete de 50€ en la calle, al preguntarle que si lo había depositado en comisaria, me dice que no, que tras dudar unos instantes, hizo lo que le dictó su conciencia en ese momento, que hiciste? -le pregunté-.
-Lo volví a dejar donde lo encontré, quitándome un peso de encima, ya que quien lo haya perdido, es posible que vuelva sobre sus pasos y se lo encuentre. Creo que es lo que hacemos todos.
-Lo que hacemos la mayoría es quedarnos con el dinero. -Le respondí-.
Pero ella dice que no:
-Me refiero a volver sobre nuestros pasos para buscarlo
En esta sociedad en la que vivimos actualmente, creo que hay pocas personas que actúan atendiendo al deber moral, éste, puede definirse como aquello que no es imperativo hacer por demanda de nuestra propia conciencia, que en caso de no cumplirlo, nos sanciona con el remordimiento. El deber moral está profundamente emparentado con la ética, que estudia las acciones clasificándolas en buenas o malas.
-Lo volví a dejar donde lo encontré, quitándome un peso de encima, ya que quien lo haya perdido, es posible que vuelva sobre sus pasos y se lo encuentre. Creo que es lo que hacemos todos.
-Lo que hacemos la mayoría es quedarnos con el dinero. -Le respondí-.
Pero ella dice que no:
-Me refiero a volver sobre nuestros pasos para buscarlo
En esta sociedad en la que vivimos actualmente, creo que hay pocas personas que actúan atendiendo al deber moral, éste, puede definirse como aquello que no es imperativo hacer por demanda de nuestra propia conciencia, que en caso de no cumplirlo, nos sanciona con el remordimiento. El deber moral está profundamente emparentado con la ética, que estudia las acciones clasificándolas en buenas o malas.
Lo que se debe hacer es lo bueno, pero lo que no es tan fácil de descubrir en algunos casos es qué es aquello que llamamos “bueno”. Esto dependerá de nuestra propia concepción del mundo y de la influencia que la formación de nuestras percepciones valorativas hayan tenido la familia, la religión, los padres o los grupos de amigos.
Muchas veces los deberes morales coinciden con los religiosos y los jurídicos por ejemplo: no matar es un deber moral, pues si lo hago me condena mi conciencia; pero a la vez es un mandamiento divino, que si no lo cumplo me conduce al infierno según la tradición judío-cristiana. Y es también un deber jurídico, pues si mato voy a la cárcel, tal como lo contempla la ley penal.
Hay otros deberes que son morales pero no están contemplados por las normas jurídicas para castigarse, como dar limosna a un necesitado. En filosofía el deber moral ha sido motivo de largos debates. Para Stuart Mill que responde a la concepción utilitarista, se debe hacer lo que conduzca a un resultado útil sin importar los motivos que llevaron a hacerlo. Por ejemplo: se debe salvar la vida de alguien, sin importar si se lo hace por amor, caridad o por una recompensa. Kant sin embargo dice que lo que se hacer es cumplir con la ley moral, que nos dice que nuestro deber es hacer lo que es bueno en cualquier tiempo y en cualquier lugar, algo que es deseable que todos hagan.
Propones un tema interesante. Alguna vez me he encontrado algo de dinero, desde que está el euro, y que yo recuerde un billete de cinco, un par de veces. Una de ellas me vino directo por el aire. Otra vez, curiosamente en el cementerio, lo menos treinta y tantas monedas de 5 cent. en procesión.
ResponderEliminarSi yo me encontrará un billete de 50, si tuviera tiempo, igual me quedaba un rato a ver si alguien pasaba mirando el suelo. Desde luego una cantidad así no la entregaría a la policía, pues si yo lo hubiese perdido nunca se me ocurriría ir a preguntarles, una cartera ya es otra cosa, y me he encontrado un par de ellas. Eniendo que lo mas práctico es entregarlo aun necesitado. Aquellos céntimos los entregue en la bandeja de misa.
No estoy seguro Marcos, pero creo que en comisaria puedes dejar ese dinero como cualquier artículo encontrado, te darán un acuse de recibo y pasado cierto tiempo si no es reclamado por nadie, tienen que devolvertelo
EliminarSi te quedas con 50 € encontrados en la calle, creo que nadie se preocuparia de ello, incluso ni la conciencia actuaria mas de un rato, ahora bien, si hablamods de 5.000, 50.000 o más, eso ya es otro cantar, hasta hacienda te perseguiria.
ResponderEliminarSaludos
Hay una cuestión digamos de poder adquisitivo de cada uno, lo que para unos es calderilla, para otro será mucho dinero, seguramente partiendo de esa base, se obrará de una u otro manera, no crees?
EliminarSAludos
¿A la comisaría?
ResponderEliminarSi Tracy, lo que le decía a Marcos, no se como lo ves tú
EliminarMuy interesante el debate. Como mi conciencia tiene la manga muy ancha, lo primero que le hubiera preguntado a la amiga era donde había dejado el billete. Solo por curiosidad.............
ResponderEliminarRefalico, imaginate que esa amiga, te ha engañado, pero tú picas y te has retratado
EliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarEl tema a debate es interesante, el deber moral o la conciencia, un lastre, pues se te queda grabado en mente dependiendo de la educación recibida y en que cultura o religión.
ResponderEliminarYo por mi parte soy incapaz de quedarme ni con un alfiler, si así lo hiciera (lo he hecho) veo policías que me siguen por todos lados y ojos que me miran acusadores, mejor prefiero no encontrarme ni un céntimo, no lo disfrutaría. Otra cosa seria en caso de necesidad o supervivencia.
Un abrazo.
Estoy de acuerdo contigo José, cuestión mas que de necesidad, es de educación
EliminarUn abrazo
Pues sí, Toni, la solución de tu convecina es muy particular y abre un debate suficientemente complejo como para que contemple que sus motivos éticos son los correctos... y los qe quienes pudiesen encontrar el billete antes que su legítimo dueño debe tener unos principios éticos iguales de potentes que esta señora. La gran calidad moral y de raciocinio es bastante "anómala" teniendo en cuenta que en la enseñanza actual se borra de un plumazo el conocimiento de una convivencia ética y social que sean tan firmes como rectas. Excelente pensamiento y relato.
ResponderEliminarUn abrazo, Toni.
Por suerte ANtonio, quedan personas con principios éticos
EliminarUn abrazo tocayo