Sabemos que un metal adquiere una mayor dureza superficial al ser golpeado contra otro, es una cualidad denominada Acritud en frío; y si esa propiedad que tienen los metales lo aplicamos en el terreno de la medicina y concretamente al sistema oseo, resulta de que también se da ese fenómeno aunque al parecer en menor medida, pero se da, al menos esa es la conclusión a la que han llegado en un estudio expertos en medicina del deporte noruego según una noticia parecida esta mañana en "El País".
Cuando andamos o corremos, se dan las circunstancias de impacto oseo y endurecimiento por acritud, cosa que no ocurre cuando pedaleamos por ausencia de impacto. Ha sido probado por los expertos que los huesos adquieren una mayor densidad debido al golpeo o choque contra los diferentes tejidos, dando como consecuencia un seguro de vida frente a la osteoporosis mientras que, al evitar esos impactos, la tranquila postura sobre una bicicleta podría abrir la puerta a la degradación ósea.
Como siempre vengo diciendo en este blog, el equilibrio en todo es fundamental para que no aparezcan dolencias prematuras a lo largo de nuestras vidas.
La lógica conclusión que se saca es que es mejor el andar que el subir en bicicleta; aunque hay una mayoría de personas que en sus paseos domingueros prefieren la bici. Tal vez si supieran a lo que se exponen en un futuro, cambiarían las zapatillas de pedalear por las de andar.
¿Y si correr fuera mejor que el ciclismo para prevenir la osteoporosis? Enarquen las cejas y contengan la respiración: aunque pueda parecer increíble, el constante impacto contra el suelo al correr hace que el hueso se fortalezca. Son las conclusiones de un reciente estudiollevado a cabo por expertos en medicina del deporte noruegos, que apuntan a que años de entrenamiento en carreras de resistencia podrían ser un seguro de vida frente a la osteoporosis, mientras que, al evitar esos impactos, la tranquila postura sobre una bicicleta podría abrir la puerta a la degradación ósea.
Para descubrirlo, los científicos analizaron la densidad ósea de 21 mediofondistas (carreras entre los 800 y los 3.000 metros) y 19 ciclistas, tanto hombres como mujeres en edades en torno a los 25 años, con índices de masa corporal normal (entre 20 y 21) y un amplio historial de carreras a sus espaldas. Sobre el papel y en la foto, todos tipos sanos. Más aún, los ciclistas entrenaban casi el doble que los corredores: ellos pasaban 900 horas al año dándole al pedal frente a las 500 horas de los atletas. También les ganaban en las horas que se tiraban en el gimnasio levantando peso para fortalecer las articulaciones, incluso fuera de temporada. Ninguno de los corredores pisaba el gimnasio si no estaba preparando una competición. Todo hacía pensar que, como ya habían mostrado otros estudios previos, tanto esfuerzo redundaría en una mejor densidad ósea de los ciclistas.
Pero los resultados fueron contrarios a la intuición y, tras medir los niveles de densidad ósea corporales a nivel global, así como la cabeza del fémur y la región lumbar, 10 de los 19 ciclistas mostraron tener unos niveles bajos de calcio por cm2. Uno de ellos, incluso, mostraba síntomas de osteoporosis. No es la primera vez que los científicos disparaban las alarmas sobre la salud de los huesos de los ciclistas, pero hasta ahora no se había comparado con los runners.
Previamente, un estudio realizado a lo largo de un año ya evidenciaba una pérdida de masa ósea en ciclistas. Frente a ellos, sus colegas corredores enarbolaban unos huesos recios y lozanos. "Durante años nos hemos acostumbrado a escuchar que el deporte de impacto es fatal para los huesos, que si siempre se producen lesiones… Cierto que si no hay una buena técnica de carrera o no se tiene una buena amortiguación ese impacto puede afectar al cartílago articular y acabar en lesión a largo plazo. Es el típico caso del corredor con problemas en las rodillas, como la condropatía rotuliana. Pero también ese mismo impacto obliga al hueso a reforzarse en las zonas más vulnerables mediante un mecanismo natural de aposición de calcio", explica el doctor Carlos Jarabo, experto en medicina regenerativa y del deporte en Clínica Cres.
Un efecto similar al que le ocurre a los astronautas
Lo que ocurre, explica el experto, es que "al no haber impacto y pasar tanto tiempo en la misma postura, pierden mineralización. Es un proceso que, en cierto modo, recuerda al de los astronautas, que pierden masa ósea por la falta de gravedad. Al decrecer la mineralización en las zonas de hueso subcondral, esto es, debajo del cartílago, este se queda cada vez más frágil. Y puede suceder que, cuando ese ciclista decide ponerse a correr y hace una carga intensa pero puntual, sobrevenga un edema óseo: se rompen las trabéculas, los andamios de dentro del tejido esponjoso del hueso y se rellenan de líquido. Imaginémoslo como una geoda que poco a poco va ganando espacio dentro del cartílago". El final ya puede imaginarse: debilidad creciente y fractura cuando menos te lo esperas.
¿Qué se puede hacer en caso de personas que ya han sido diagnosticadas con osteoporosis? ·Ir poco a poco. Si les sometes a impacto de forma súbita, o tienes una fractura o, en cuanto sospechen que pueden lesionarse, abandonan el deporte·. Hay que trotar y saltar, pero paulatinamente. Su propuesta es comenzar a hacerlo en la cinta: "El impacto es mucho más controlado y suave que en el asfalto".
Ahora bien, el impacto no lo es todo en el proceso de creación de hueso. "Intervienen muchos factores. Sabemos la importancia del calcio y de la vitamina D. Pero se suele obviar el papel de otros metabolitos, como el magnesio, imprescindible para que el calcio se fije al hueso. Si hay carencias, ya puedes tener todo el calcio que quieras que no lo vas a pegar al hueso. Es como si tienes muchos ladrillos, mucho cemento y mucha arena. O contratas a un albañil y te agencias una hormigonera, o no hay pared". En otras palabras, deporte moderado y alimentación variada.
Sabemos que un metal adquiere una mayor dureza superficial al ser golpeado contra otro, es una cualidad denominada Acritud en frío
No se lo que es mejor, yo realicé Judo en mi juventud, y es verdad que me llevé muchas caídas, luxaciones y estrangulaciones, luego cuando pudo afectar a mi trabajo y había que competir para avanzar en "danes" lo dejé y me dediqué a correr medias distancia, tanto en un caso como en otro lo hacia por placer al deporte, tras un periodo de abandono, una vez jubilado, lo he vuelto a retomar de forma más tranquila, senderismo, natación tahi chí; este contacto con el deporte me ha hecho ver varias cosas, por ejemplo, mi hermano, atleta desde alevín y jugador de baloncesto a edad casi profesional así como otros amigos que practicaron ese u otros deportes, están jodido, el que no está de las rodillas, es el caso de mi hermano, lo está de la espalda, en fin, lo que quiero decir es que el deporte no es sano cuando uno se lo toma a pecho, es el caso de la alta competición, ahora bien, tus ultimas palabras de deporte moderado y alimentación variada y sana, con eso hasta se puede llegar a viejo.
ResponderEliminarSaludos
Estoy totalmente de acuerdo con lo que nos dices Emilio, nada que decir, solo recalcar una vez mas la importancia del equilibrio físico-mental que es la base de una larga vida.
ResponderEliminarComo bien vienes a decir la alta competición está lejos de que sea aconsejable practicarla y muchos deportistas llegan jodidos a la vejez precisamente por no haber llevado una vida equilibrada.
Un abrazo
Lo mio es andar a diario me siento muy bien!abrazo.
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