Braulio, hoy se ha levantado mas
temprano de lo habitual, debe ordeñar las vacas antes de ir
a comprarse unas botas, tiene disparado el ácido úrico y padece de
gota, su dedo gordo enrojecido le duele un montón, piensa que con unas buenas botas se le
solucionará el problema ya que sus viejos y rígidos zapatos están rotos y con la suela
desgastada, hace meses que no baja al pueblo y se ha puesto el traje de las
ocasiones, duda entre si ponerse los zapatos
de cuando se casó, o ir con los viejos, como el día está
lluvioso, decide seguir con los viejos ya que seria una pena que los
zapatos nuevos se le mojaran. Andando
por el camino un tanto resbaladizo, llega al pueblo y se compra sus
anheladas botas, le encajan a la perfección, son suaves, se siente super cómodo, como para no seguir sufriendo con los pies, además
con el forro interior de borreguito, son calentitas y apropiadas contra el frío
que hace; como el camino está mal, decide no ponérselas y regresar con los zapatos viejos. De vuelta, Braulio resbala y se cae con
tan mala pata que se dá un fuertísimo golpe contra una piedra justo en su dedo enrojecido, el grito
de exclamación de dolor, fue tal, que hasta sus vacas que estaban comiendo, volvieron al unísono la cabeza hacia la puerta adivinando de quien era ese grito, al
instante, acertó a pasar por el lugar un conocido de Braulio que al verlo retorciéndose de dolor y con el pie ensangrentao, llama rápidamente a la ambulancia; de camino al hospital Braulio piensa..., ¡menos mal que no me
puse las nuevas botas, seguro que las hubiera roto!
Este buen hombre no se cuidada, ni con la comida ni con las botas.
ResponderEliminarUna cosa trae la otra.
Hay un refrán que dice mas o menos. " Quien no para antes de harto, no para después de cansado.
Seguramente que Braulio comía mucha carne animal, el ácido úrico no aparece por arte de magia
ResponderEliminarBraulio actuó como muchas personas que tiene ya sea la ropa zapatos o abalorios tan guardados años y años, hasta se les olvidan donde los tienen.
ResponderEliminarQue bonita la marcha del senderismo disfrutando de la naturaleza.
Gracias por la gentil visita
Pues sí, José, si es verdad que cada uno de nosotros llevamos un Braulio dentro y hubiéramos actuado similarmente aunque no todos hubieramos pensado en positivo
ResponderEliminarBienvenido al Club y salud hasta los 100ypico!!!
Recuerdo aquello de que el que no se conforma es por que no quiere.
ResponderEliminarUn abrazo
Icue, bienvenido a este blog, tienes razón, la conformidad "bien entendida" es básica en esta vida
ResponderEliminarUn abrazo
Es un relato estupendo, Toni. Braulio actúa como frecuentemente hacen personas que viven solas o en pueblos pequeños: hasta la ropa se suele "picar" de guardarla como una reliquia. No, no es ambición, es el cuidado que se tiene con lo que se considera de valor. Cuando se desaloja una casa antigua se rescatan gran cantidad de viejos recuerdos tan cuidadosamente guardados que se puede descifrar la personalidad de quienes vivían en ella. Braulio es el ejemplo de saber lo que cuesta trabajar para conseguir, aunque no sea usado, los modernos adelantos de los que siempre careció. Excelente, Toni.
ResponderEliminarUn abrazo querido amigo.
ANtonio , es un chiste hecho relato, como bien dices, es el cuidado que se tiene con lo que se considera de valor, es verdad, hoy en esta sociedad de consumo esta actuación no interesa, mejor romper botas cada año.
EliminarUn abrazo toacayo
Jajaja Pobre Braulio, una desgracia su vida, pero qué buen relato!!!!
ResponderEliminarHola Myriam, gracias por asomarte por acá con esa sonrisa, bienvenida al club
EliminarSalud hasta los 100ipico